viernes, octubre 28, 2011

La Edad de la Tristeza.- Quièn



Quièn...

Cuando en mi ùltima hora mi pecho arranque un ùltimo suspiro
y hacia el infinito mi mirar se dirija ya sin brillo.
¿quièn me acompañarà en ese íntimo encuentro con el ya no ser?
¿quièn caricias de consuelo me procurarà si me invade el miedo al final?
¿a quièn contemplarè por ultima vez y en su rostro infinito amor habrà?
¿quièn mis ojos cerrarà cuando ya miren sin mirar
y a mis oidos susurre un amoroso adios
besando mis ultimas làgrimas al partir?

¡¿Quièn... quièn... quièn?!
quièn, si ahora contemplo tan solo el desierto de mi soledad
y me siento así, tan vencido por esta infinita tristeza,
por este llanto lastimero y estas làgrimas de fuego
que es todo el calor que tengo y que recibo;
y siento tan intenso el abandono y desdicha en cada respiro,
anhelando sin consuelo y sin remedio a aquella...

Aquella que de a mi ser caricias de bondad,
aquella que llene de magia mi existencia
y con quien la vida sea una aventura sin igual;
aquella que me enseñe del buen amor,
con sus palabras amables, su mirada tan llena de dicha
y su voluntad inquebrantable;
aquella que me abrace en silencio y en sus brazos encuentre mi lugar,
a quien no asuste mi forma de amar
exagerada, desesperada y desesperante
como si no hubiese mañana, como si cada instante fuese el final...
y aun cuando mis errores roben lo mejor de mi,
y me contemple en mi miseria y perciba en mi infinito dolor
toda mi desdicha y lo desposeìdo de mi corazòn...
me elija y elija estar conmigo sin duda ni temor,
por todas mis virtudes y a pesar de todos mis defectos,
a cambio de la promesa de siempre cuidar de ella
y de hacerla feliz con la capacidad de todos mis talentos;
aquella que acompañe mis pasos y en la hora de la muerte...
contemple yo por ùltima vez, sintiendo su infinito amor
y cierre mis ojos que mirarán sin mirar
y me susurre al oido un amoroso adios
mientras besa mis ultimas làgrimas antes del final.

lunes, octubre 24, 2011

La Edad de la Tristeza.- Tengo


Tengo

Tengo el rostro marcado por la desdicha
y las manos marchitas de tanto esperar,
no conocen mi mejillas de piedad caricias
ni mis recuerdos palabras de bondad.

Tengo mi pecho hundido por esta angustia infinita
y mi corazon sangrando penas sin edad,
mis ojos siempre húmedos con làgrimas que no me abandonan
habitando las horas de estos dias sin consuelo ni felicidad

Tan huérfano mi corazòn de amor està
y de calor humano mi alma tan desposeída,
que ya no siento el frio de esta noche tan oscura
y me hallo mendigo por un poco de piedad.

¡Que tristeza tan profunda y que dolor tan inmenso!
mientras contemplo mi ilusión agonizando sin remedio
por el amor que me ha sido negado una vez mas
esperando su último suspiro
y guardar el luto por lo perdido
y empezar de nuevo...
o hallar por fin, el final.