jueves, abril 05, 2007

Los Días de Luto.- Rogando por el llanto

Cuando el dolor agobia y a lo alto ruegas por alivio...



¡Oh Señor, llanto pido!

¡Oh Dios, a Ti te ruego, hincado de rodillas y lastimero!
me concedas la gracia de llorar este dolor que me agobia,
abrir las compuertas del llanto y sollozar a lágrima viva
el vergonzoso pesar de este amor que no ha sido correspondido;
y aunque sé que no soy ni el primero ni el último
que por las mismas angustias las lágrimas brotan,
no es menor mi fracaso ni más pequeña mi derrota;
quizas mas cruel, porque el desamor ha vencido,
cuando amé, Señor, como Tu Palabra exhorta
y aún así al final de esta jornada
de amar sin medida, de dar sin esperar,
de sacrificar con gozo, de ser fiel en lo adverso,
de aceptar humilde las espinas que adornan
del amor los favores y sonreír auténtico a la Vida
sin importar si ésta me salude con la peor de sus miradas
y aún sin permitirle a la más ignominiosa de las traiciones
manchar con dudas la candidez de mis emociones,
aún así, Señor Mío, he sido víctima del desprecio
y desde el profundo pozo de esta tumba que me acoge
elevo ésta plegaria, ¡Dios Eterno!
¡dejádme llorar todo el dolor que a mi espalda dobla
y que sea resarcido el Amor que me ha sido arrebatado!

Gunther Sotomayor

2 de Agosto del 2002

Los Dìas de Luto.- Ironía

Cuando has amado sin haber sido amado...


Ironía

¿Y si no me he equivocado?
¿Y si yo la amé como dice el Amor?
si sufridamente todo le perdoné y todo le creí,
todo lo esperé, a toda dificultad me acostumbré;
si no sentí goce por sudolor, ni me lleno de soberbia
sus besos y sus frases de amor,
si me convertí en el hombre que ella deseaba
si sacrifiqué mis anhelos y desterré mis egoìsmos,
si acepté que no puedo tenerlo todo por todo el tiempo
y que si soy feliz también debo ser desdichado
y que al final del balance más sonrisas que llantos
mis labios debieron haber marcado,
si a su lado brillaba y sin ella soy esclavo,
si cuando necesitaba de mi, nunca me he ausentado,
si jamás le he faltado y he sido su hombro para el descanso
y oído para sus quejas y consuelo para su llanto
si de mi boca tan solo han salido palabras llenas de ternura,
sin ningún reproche, jamás duras o llenas de hastío
y aún cuando su inconsecuanecia o inconstancia
llegaban al extremo de agobiarme,
ahogaba en mi pecho gritos de cansancio;
si cuide de su sueño cuando enferma
y fui sus brazos cuando sus fuerzas flaqueaban,
si fui feliz en sus sonrisas y desdichado en su dolor,
si fui tanto y en tal manera que de sus labios he arrancado
que soy lo mejor que le he pasado...
¡¿porqué estoy aquí tan solo y por ella despreciado?!

Gunther Sotomayor

2 de Agosto del 2002

Este cansancio de esperar

Cuando pienso en las veces que he esperado...

Este cansancio de esperar...

Este cansancio de esperar la llegada de tu mirada,
aquella que ilumine la ausencia de ti en este recóndito olvido,
reina por sobre la esperanza de que tu vuelvas a mi,
¿qué le diré a mi añoranza de ti, si no hay razones para ella?
¿què brillo de mis ojos tendrá que morir
si tus sentidos me ignoran y me rehuyen?
¿que será de mi querer que lento nace y temeroso crece
si siente inútil su existencia por lo cierto de sus miedos?
¿en dónde quedarán las ilusiones... silentes y cobardes,
cuando no encuentrar en tus ojos, puertos par ellas?
¿porqué moribundo dejas mi latir por ti,
sin razones para que perezca, sin crueles palabras de ti?
¿porqué esperas que a solas y anónimas fallezcan mis amores de ti,
adivinando en tu silencio el epitáfio de sus tumbas?
¿es que esperas que lo que nunca entienda,
por tus razones que no habitan mis sentidos,
sea la sentencia patibularia de aquello que te he ofrecido?
¿es qué acaso no vez mis ojos y sonríes,
recondando en los mios un brillo, hasta ayer, gozosamente distinto?
¿es qué no oyes mi voz transformada por tu silencio
es lastimero llanto, quebrada por el peso de tu indiferencia?
¿y es que acaso en mi discurso, con esa misma voz sollozante,
no notas lo imperioso de mis quejas, lo profundo de mi melancolía,
lo doloroso del encierro de tu olvido?
¿es que acaso en la lejanía cobarde te escondes
para no decirme a viva voz que inútiles son mis esfuerzos
y vanas mis esperanzas?
¿es que acaso me desprecias que evitas el asco que causa mi cercanía?
¿es que al final tendre que matar con mis propias fuerzas,
este quererte imperioso que se rebela contra el vacío de tu silencio,
para guardar doloroso luto... sin tener de ti, ni una sola palabra?
Gunther Sotomayor
5 de Abril del 2007

Quemando Cartas

Hoy incineré las cartas...

Hoy incineré las cartas que tu me escribistes
y la luz y el calor de sus llamas
han sido todo lo que tuve de lo que me ofrecistes;
ya se consumieron mis lágrimas
conservadas en aquellos papeles,
ya son humo tus letras tal cual lo fueron tus promesas
y me encuentro aqui, mirando hacia elinfinito
alumbrado apenas por la luz de tus mentiras,
con el tenue calor de mi esperanzas falsas,
y al final quedaré como sus cenizas
frías, estériles y sin poder dar nada más

Yo, ¡que quería ser el lienzo eterno
que se consumiera en tu pasión infinita!
en donde leyeras mis promesas de amor
escritas con la tinta de mi sangre y mis lágrimas
para guardarlas en el libro de nuestro futuro;
hoy veo mi porvernir oscuro
alumbrado tímidamente por mis esperanzas,
consumidas por el fuego de las mentiras
abrazado por el frio de amar a quien no me ama
atado a esta soledad que no quiero,
viendo transformarse en humo lo que mas anhelo.

Gunther Sotomayor

24 de Junio de 1998

Lasciva Calaña

Recordando a un hombre que fui hace mucho tiempo...

De Lasciva Calaña

Soy hombre de lasciva calaña, cazador de concupiscentes encuentros
adicto a la adrenalina del juego previo de carnales desvaríos,
que se consume en el fuego hedonista de lo nuevo y lo prohibido...
un jugador, un exhibicionista verbal, un mujeriego empedernido,
impenitente, hambriento y descarado sin un ápice de arrepentimiento,
disoluto, promiscuo, lascivo y lujurioso, un animal que ronda la noche
oteando en el aire el aroma de féminas de inconfensables deseos,
dispuestas a escuchar las mismas mentiras, vivir las mismas farsas
para dejarse caer en cualquier red y en cualquier trampa;
un nuevo vampiro cuya sed no haya saciedad excepto en el sino de un orgasmo,
un proscrito furtivo que lleva escrito en la frente la palabra Daño,
que no se doblega, que no se somete, que ante nadie rinde pleitesía,
hombre que ha sido poseído y ha poseído cuerpos en todas las formas,
que lleva en su piel las huellas de besos de incontables bocas
y en cuyo inventario amatorio hay una muchedumbre de nombres y cuerpos,
caricias, besos y gemidos que no hallan condena al olvido,
hombre aquel sin pudor alguno, de tantas veces su desnudez contemplada,
sin mácula de rubor en las mejillas a la hora de despojarse de ropas,
hombre que ha contemplado tantos rostros extasiados,
tantos rostros transfigurados por el erotismo de la agonía de un orgasmo,
que ha vivido en demasía la lujuria y como meretriz ha sido tratado,
hombre que en su lúbrica demencia a si mismo se considera
el verdugo que la Venganza ha elegido para aquellas
que llevan en su piel el hedor de corazones destrozados a su paso,
un verdadero depredador... y de todos el peor...
porque a la victima propiciatoria deja elegir el tormento al que ha de sucumbir.

Gunther Sotomayor
28 de Febrero del 2005

El Sueño



Soñe... y te vi llorar en mis brazos, me abrazabas con fuerza buscando en mi un apoyo; tu cabeza recostada en mi hombro, tus manos acariciando mis cabellos y las lágrimas corrían generosas por tus mejillas. Nada decías, te miraba a los ojos y éstos tristes, ausentes y desconsolados gemían. Al fin pude responder a tu abrazo pero nada te dije pues ninguna de las frases que pasaban por mi mente hubieran podido darte el consuelo que querias. Ceñí tu cintura mientras te miraba a los ojos, luego acaricié tus mejillas tratndo de secar tu rostro pero las lágrimas humedecieron mis manos; solamente se me ocurrió esperar a que el llanto te abandonase para poder escuchar tu voz y no tus lamentos. Me senté y tu te reclinastes en mi regazo, nos estrechábamos las manos y nos mirábamos inténsamente a los ojos. Poco a poco y entre caricias desaparecierons tus lágrimas y sollozos, suavemente te levantastes buscando mis labios... cerramos nuestros ojos y nos hundimos en aquel profundo beso que compartimos. Desperté y al ver la soledad que me rodeaba, advertí que me había quedado dormido mientras oraba sobre tu tumba... comprendí entonces... que mi sueño, era tu despedida

Gunther Sotomayor

31 de Agosto de 1992